viernes, 29 de noviembre de 2013

De la Tormenta Perfecta y de la Calma de Después


La Tormenta Perfecta en España se ha formado con la confluencia de la crisis económica y financiera mundial, con el triunfo del capitalismo sobre la soberanía en Europa, con el estallido de la burbuja hipotecaria, con la visibilidad de una corrupción desbordada, con la mayoría absoluta de un PP aristocrático, con la desintegración de un PSOE aburguesado, y finalmente, con la escasa educación, memoria e interés político mayoritario de un pueblo español tan orgulloso y egoísta en las cosas que poco importan, como escasamente comprometido con un futuro del que emerge la figura de la democracia autoritaria en el seno de Europa, una democracia donde el espejismo de la soberanía se construye con mentiras y opacidad.

Esto es la Tormenta Perfecta. Es el escenario donde la gacela no puede escapar del león, donde la cabeza del líder será guillotinada por el rey francés, donde el fuego del bosque no perdonará a ningún ser vivo; es el escenario donde el Gobierno hará lo posible para que el ciudadano sin empleo tarde mucho tiempo en encontrarlo. Porque cuando las circunstancias lo permiten, el depredador no renuncia al éxito de su presa. El Gobierno es parte de la Tormenta Perfecta y sabe que la necesidad puede más y que las carencias transformarán al trabajador del bienestar en miserable esclavo agradecido a cambio de unas monedas. Pero hay que esperar.

En política nada sucede por casualidad. Cientos de asesores, miles de trabajadores ideológicamente afines, incontables amigos, empresas e intereses muy cualificados no dejan nada al azar. Si no hay trabajo es porque todavía no interesa al Gobierno.  Si pensamos en términos bursátiles, entenderemos que la compra de acciones sólo sucede cuando éstas son lo suficientemente baratas como para pagar muy poco por ellas y sacar mucho beneficio.

El Gobierno lleva dos años integrado en la Tormenta Perfecta. Camuflado entre nubes, lluvia, rayos y  truenos ha aprovechado para devorar las pensiones de los abuelos, la sanidad de los enfermos, la educación de los hijos y las ilusiones de los más jóvenes. Secuestradores de la soberanía con cobardes e inapropiados Decretos de Ley, se ha sobreprotegido de sus víctimas con un trinitario escudo forrado de hipocresía: unos medios de comunicación de rodillas ante el poder, una policía agresiva y cada vez con más plenos poderes legales que ya no sirve al pueblo sino al gobernante autoritario (la manifestación ha pasado de ser un derecho constitucional a ser un delito) y el renacer de una oportunista institución eclesiástica que mientras censura el librepensamiento de sus fieles, lame los pies al dinero y al poder.

La Tormenta del PP está en su punto de inflexión, en la mitad del trayecto; de hecho, el argumentario del PP ya incluye los términos “crecimiento económico“. De momento no es real, pero como la publicidad siempre genera réditos, “suma voto y sigue”. El PP calmará o camuflará la tormenta probablemente a un año de las Elecciones Generales, donde las multinacionales y grandes empresas tendrán que empezar a pagar al PP los favores recibidos con la reforma laboral, con las adjudicaciones fraudulentas y con el trato de favor.

Será entonces cuando se simule un golpe de timón a la izquierda, el momento de las políticas de crecimiento; las empresas contenidas contratarán masivamente y de forma precaria a precio de saldo a miles y miles de trabajadores para crear la ilusión de que el PP tenía razón, que la reforma laboral fue un éxito, que no hubo más remedio que hacer lo que se hizo, que el trabajo es malo pero que al menos hay trabajo,... La gran transformación histórica que España está sufriendo habrá sido fruto de un plan político bien calculado, y que aún pretende culminar con un PP reelegido en las urnas.

Y también sumará empleo Canal 9, hoy ya cerrado. No hay ninguna duda de que en unos meses volverá a abrir, aunque ya no con trabajadores incómodos, sino con carísimos directivos y otros cargos adoctrinados y obedientes. Canal 9 necesitará un presupuesto mayor, pero eso no tendrá importancia, porque el motivo real del cierre de Canal 9 es el arrogante pulso a la Justicia de Fabra por el rechazo del ERE que éste presentó. De esta manera, el ERE se hace igualmente efectivo, se  burla a la Justicia –una vez más-, y nuestra Constitución vuelve a temblar.

Mientras la patria sea el fútbol, las banderas, los himnos, los reyes, la Esteban o el desfile de las Fuerzas Armadas, no tendremos nada que hacer. La patria española son las personas, los españoles, y no hay que esperar a ser desahuciado para estar en una plataforma anti-desahucios, no hay que esperar a ser estafado por los Bancos para practicar el asociacionismo solidario,… Está muy bien ir ayudando con dinero y con alimentos, y no tenemos que parar; pero el compromiso patriótico exige un paso más: la regeneración política ha de ser una realidad, la aristocracia y la burguesía han de ceder paso al pueblo mejor formado de la Historia de España a través de un nuevo partido político que surja de un Proceso Constituyente Español. La casta política de hoy es consciente de esta necesidad, y por ello, no paran de repetir de forma hipócrita la nueva consigna, la necesidad de la regeneración política, que convierten en la regeneración política de su partido, de ellos mismos: lo nuevo es lo viejo.

Primero compran nuestro voto con lisonjas. Después nos desprecian.

Luis Díaz