sábado, 5 de septiembre de 2015

Del Ultimo Viaje Alucinante y de la Mirada Global

http://observatorio.info/2011/06/el-universo-proximo/


Este artículo es el número 100 de "agorética", y será el último artículo de esta temporada. Ni descarto volver con "agorética" ni con alguna otra aventura diferente; por lo que, agradeciendo el interés a quiénes han seguido este blog, no pronunciaré un "adiós" definitivo, sinó un "hasta la vista".

Habiendo decidido cerrar la persiana del blog en un momento político tan importante y crucial para el futuro de España y de Europa, creo que mi mejor aportación ahora es contribuir a una larga jornada de reflexión, deseando que en las próximas elecciones catalanas y españolas seamos capaces de votar no solamente pensando en nuestra casa, en nuestro bolsillo, en nuestra tierra, catalana o española, sino pensando en el cambio de políticas que es necesario imprimir en el mismo seno de Europa para recuperar la democracia que nos están robando las grandes riquezas por la puerta de atrás.

Votar con la mirada global presente en nuestra elección, con esa misma mirada global que, desde el principio de los tiempos, ha sido motor creativo de los hombres relevantes que interrogaron a sus cielos estrellados, construyeron mitos, dioses, religiones, filosofía y ciencia. Fue el camino que condujo a la modernidad.

La mirada global es una visión con perspectiva. Nuestra mirada global debería contextualizarse hoy en cielos aún mayores que los que se contemplaban hace miles de años. Nuestras preguntas deberían buscar respuesta sobre nuestro sitio real en el Universo, es decir, sobre nuestro valor existencial real como seres humanos.

El siguiente vídeo es una píldora roja. Contiene la virtualización de un viaje a través del Universo Conocido realizado por astrofísicos del “American Museum of Natural History”. Pero antes de iniciar este viaje por ese "recipiente" que nos contiene, podría ser necesario para algunos lectores una sencilla aclaración explicando qué es “1 año-luz”

Pues bien, 1 año-luz es una medida que indica distancia, y se usa para medir largas distancias, planetarias. Es muy simple: pensemos que ya hemos inventado un cohete capaz de alcanzar 300.000 Km. cada segundo, es decir, la velocidad de la luz. Si nuestro cohete viajase a 300.000 kilómetros/segundo durante 1 año, habríamos recorrido una distancia increíble, difícil de imaginar. Pues bien, esa magnífica distancia recorrida es lo que se cuantifica como 1 año-luz.

Si nos hemos quedado con la boca abierta al imaginar esta gran distancia, tendremos que sentarnos antes de ser capaces de asimilar que la distancia de punta a punta del Universo Conocido es estimada en 13.700 Millones de años-luz.
 

Y si además consideramos que desconocemos las dimensiones del Universo Global; y que -tal como explica John D. Barrow en "El Libro de los Universos"-, el Universo podría ser no único, sinó múltiple, el ser humano se convierte en pura anécdota en un contexto tan sobrecogedor.

Las lecciones que podemos aprender son dos:
 
En primer lugar, la de la humildad. Somos una especie que vive en una estructura de dimensiones incalculables y cuya existencia se estima en aproximadamente 15.000 millones de años. El antropocentrismo es un fraude. Exhibir machismo, racismo, xenofobia, terrorismo, practicar la guerra, o cualquier otra psicopatología, es tan gratuito como ridículo desde una perspectiva global. El hecho de ser prescindibles debería ser un gran aliciente para protegernos como grupo y no como individuos en un entorno cósmico tan hostil.

La segunda lección aprendida es la de la alienación. La levedad de nuestro ser, de nuestro pensamiento, nos conducirá irremisiblemente a reconocer que nuestros dioses fueron creados por nosotros mismos a nuestra imagen y semejanza.

Ese "dios" doctrinario y diseñado en tiempos milenarios, de repente, se torna ridículo ante la magnificencia del Universo, su omnipotencia no está a la altura de este nuevo cosmos que le sobrepasa en poder y en dimensiones. Esos 13.700 Millones de años-luz no emplean el tiempo con oraciones y profetas, ni construyen Templos ni tejen las ropas de los líderes religiosos. Ese cosmos se podría desprender de la Tierra entera sin enterarse con miles de millones de veces más comodidad con la que nosotros nos quitamos una espinilla.

Los dioses se deshacen ante nuestros ojos, y ya no podremos culparles nunca más de no solucionar ni el hambre ni las injusticias de este mundo. Esa será ahora nuestra vergonzosa tarea, la que hemos burlado, cuando no alienados, cínicamente, durante tanto tiempo. 

Por esto y por mil cosas más, es tan importante que siempre estudiemos, no importe nuestra edad ni desde qué nivel empecemos a hacerlo. El objetivo es alcanzar la mayoría de edad suficiente para vivir nuestra vida siempre con la suficiente mirada global que realmente nos transporte a la única libertad posible: a la de la supervivencia como grupo.

Hasta siempre.

Luis Díaz