sábado, 27 de julio de 2013

Del Mito de Prometeo y de las Luces del Mundo



Forma parte del mito griego de la creación que después de que Epimeteo repartiese las cualidades naturales a los animales y no quedar ninguna para los hombres, Prometeo –hijo del Titán Jápeto y primo de Zeus- robase el fuego de los dioses para entregárselo a los hombres, proporcionándoles la luz o inteligencia, que sólo había sido patrimonio de los dioses hasta aquel momento.

El hecho es que Zeus –padre de los dioses- condenó al benefactor de los hombres, Prometeo, a permanecer atado en una roca eternamente y a que un águila devorase su hígado cada día; hígado que a su vez se regeneraría cada noche para que el águila pudiese volver a devorarlo al día siguiente. Heracles, héroe e hijo de Zeus, le liberó y mató al águila con una flecha.

“Cuéntame un Mito”, del Doctor en Filosofía Carlos Goñi es un libro muy recomendable que explica los grandes mitos griegos con gran proximidad y los ilustra con didácticas interpretaciones. Fue precisamente una opinión personal del autor sobre el Mito de Prometeo el que me llevó a construir este artículo. Carlos Goñi termina su comentario sobre Prometeo explicando que hoy día no estaría orgulloso de los hombres por los que se sacrificó, que no hemos seguido los proyectos del Olimpo, y que irónicamente ahora los hombres quizá seamos el águila que picotea el hígado de Prometeo.

La luz o inteligencia que nos fue concedida por Prometeo no la hemos usado con inspiración divina, o lo que es lo mismo, con respeto hacia la madre de todos, la madre Tierra, la griega Gea.  Prometeo sufrió y se sacrificó por los hombres, pero los hombres no hemos utilizado bien la luz, no nos hemos integrado con la Naturaleza, no hemos hecho un desarrollo sostenible, no hemos repartido lo que hay entre todos, hemos nadado en miles de hipocresías, como la de sobreproteger la infancia del Primer Mundo mientras que condenamos a muerte con una mueca a la del Tercer Mundo por nuestro inmovilismo y mediocridad humana.

Y si aún tenemos dudas de cual es hoy la luz que guía nuestro mundo, la que seguimos desesperadamente, baste con echar una mirada al mapa de este artículo, un mapa donde se muestran las emisiones lumínicas del Planeta, que son el reflejo de la actividad humana y de sus redes urbanas; un mapa donde las áreas más luminosas desenmascaran claramente a la economía, a las megaciudades globales, a las ciudades que dirigen nuestras vidas, a las que tienen el mayor PIB, a los mercados, es decir, a los que en nuestro nombre mantienen vivo al águila de Prometeo.

Es perceptible una especial e intensa luminosidad sobre las ciudades de Nueva York, Londres y Tokio, sedes mundiales de la Bolsa Internacional, de la especulación y del capitalismo. Este tramado de luces frente a los túneles oscuros en que vive el resto del Planeta parece que invite a todos una y otra vez a ir hacia la luz.

Dicen que no hay que ir hacia la luz porque al final del túnel está la muerte, pero en nuestra realidad no tendremos otra opción. En la luz se encuentra el águila de Prometeo devorando su hígado. Debemos cargar nuestro espíritu con las flechas de Heracles y volver a abatir al águila. Se trata de recuperar a la madre Tierra Gea, de practicar el desarrollo sostenible, el decrecimiento, el reparto de la riqueza, y la racionalización del uso de los recursos naturales.

Y esta vez tendremos que hacerlo sin Heracles.

Luis Díaz

domingo, 21 de julio de 2013

De los Dependientes y de los Mantenidos



https://www.facebook.com/manuel.martinezfernandez.90
“Hay que entender que en la vida no hay límites, sólo hay retos y oportunidades para superarnos”.

Son palabras del Licenciado en Derecho Manuel Martínez Fernández extraídas de su libro “Superando la Parálisis Cerebral”. Desde la experiencia personal, las dificultades, y la fuerza de voluntad de toda una vida, Manuel denuncia y enseña que la sociedad a menudo y erróneamente entiende las discapacidades como enfermedades, dignas de lástima, y con el convencimiento de que las personas con alto grado de discapacidad funcional están abocadas irremisiblemente a la desgracia y a cierto desahucio personal.

Esta guía tan vital y optimista también sorprende al lector con el atrevimiento intelectual y justificado de elevar la totalidad de la población a la categoría de discapacitado, por demostradas razones y clarificadores ejemplos, pero entre todo esto, la verdad más evidente que encierra es que hoy día la Ley de la Dependencia también ya incluye a los ancianos, es decir, a todos y cada uno de nosotros en algún momento de nuestra vida. No obstante, no deberíamos esperar a la vejez para comprender qué es una discapacidad, y tampoco que la normalidad –ni lástima ni invisibilidad- es la mejor respuesta que podemos dar.

Manuel Martínez invita a todos los discapacitados a perseguir cada día la igualdad paso a paso, en buscar alternativas a la funcionalidad perdida; resaltando la importancia por un lado de la rehabilitación, y por otro, de apoyarse en los avances tecnológicos en el área de la discapacidad, sin prejuicios, así como salir a la calle sin reparos por utilizar sillas, bastones o muletas. La diferencia entre seguir estos consejos o no seguirlos marcará la diferencia entre la calidad de vida y la realización personal; o convertirse en personas sin autonomía y con alto riesgo de depresión.

Tanto el libro de Manuel como el activo y conocido papel de los ancianos en la sociedad de la crisis actual es una gran definición de lo que esconde la Dependencia: se trata de un conglomerado de individuos potencialmente muy productivos. Unos por cuidar de las familias que se han encontrado súbitamente con el problema del paro, los otros por tener unas historias personales de superación que los han convertido no en personas iguales a los demás; sino en personas para los que no existen retos que no sean capaces de enfrentar. La frase del inicio de este artículo representa el espíritu del discapacitado, pero también es el espíritu del aventurero, el de las personas que no han tenido una vida fácil pero han sabido superar con dignidad las dificultades. Y lo que es más paradójico, esta frase es asimismo el paradigma del empresario o emprendedor.

El Gobierno de la Nación, en vez de recortar ayudas a la Dependencia, quitándoles la limosna que reciben, sillas, prótesis y demás elementos imprescindibles para discapacitados sin recursos económicos, debería entender el alto potencial emprendedor de este colectivo, perfil que no tenemos los demás, perfil que sólo pertenece a marineros que han cruzado mares imposibles y a exploradores de curiosidades y de miedos. Si se ayudara a estas personas a alcanzar horizontes más lejanos, pronto aparecerían en España una nueva generación de empresarios de éxito, cuya discapacidad sería pura anécdota, y su alta capacidad directiva sería motor productivo del país.

Después de denunciar los recortes a la Dependencia, sólo me cabe denunciar los no recortes a los “Mantenidos”. Recuerdo a Esperanza Aguirre hablar de “mamandurrias” y de “Papá Estado” para criticar subvenciones que no eran de su agrado, mientras ella y toda su noble familia succionan sin interrupción desde lo público hacia lo privado. Aunque no es la única, merecía ser destacada en estas líneas por exhibir hipocresía populista mientras oculta sus contradicciones. Los “Mantenidos” viven en el Caso Gurtel, en el Caso PP o Bárcenas, están en la cúpula del PP, son cargos de confianza, son los amigos, son los amigos de los amigos.  Cuando no es corrupción son sueldos; cuando no son triquiñuelas legales son remuneraciones abusivas a la mediocridad; cuando no es financiación ilegal por comisiones de empresas, son subvenciones a empresas en las que ellos o los suyos participan.

No nos equivoquemos, dar subvenciones a los dependientes es un acto de derecho y una potencial inversión de futuro, es el envidiable ejemplo de la superación social; pagar el sueldo a nuestro Gobierno sin exigir nada a cambio es dar dinero a los “Mantenidos”, es invertir en mediocridad, en los mediocres hijos y mediocres amigos de los mediocres, y en definitiva, abocarnos hacia una depresión económica sin retorno.

Luis Díaz

sábado, 13 de julio de 2013

De Bárcenas y de Se Lo Que Hicisteis el Último Verano



Por lo menos estamos a 40 grados. El Sol empuja mis párpados hacia abajo mientras estoy estirado sobre la arena. El agua está fresquita. Qué relax. Se me van los pensamientos. Recuerdo en la lejanía a Bárcenas en el televisor haciendo la peineta. ¡Qué gracioso! Luego encerrado y amigo de los presos. Parece buen tipo. También recuerdo la terracita de ayer donde discutimos entre amigotes sobre las mentiras de los medios que aún no nos hemos creído.  Siempre estamos de acuerdo, “Qué se le va hacer, no se puede hacer nada”. En este país alguien tendría que hacer algo. Siempre reímos. Cambiamos rápido la conversación. Mañana ¿qué hacemos? ¿Quedamos?. El ruido de las olas es espectacular. Vacaciones. La playa. La montaña. Quién necesita casa con una arena calentita y el fresquito del mar. Pobre gente la de los desahucios. Me comería un helado.

Genial también el encierro de San Fermín. Bárcenas, toro macho. Viva el alcohol. Ay pobre de mí. Ay pobres los animales. Ay pobres los parados. La radio explica la tragedia del encierro de hoy. No lo acabo de entender. Los toros han exhibido sentido común y sobriedad.  Medio dormido creo haber oído algo de manoseos sexuales a chicas en estado etílico. Chismorreos. Quién se va a creer eso. No somos Egipto ni India. Somos España. El Imperio. Sí, de corruptos, pero Imperio. A veces pienso que el pueblo ama a los corruptos. Uf! me estoy durmiendo. Los toros...mantener las tradiciones...Sangre...Toros…Alcohol…Tradiciones. ¿Los sacrificios humanos eran tradiciones?... ¿y a quién le importa eso? ..qué solecito...mantener las tradiciones...Sangre…Tradiciones… Toros…Alcohol… Qué sueño! Pan y Circo. ¿Qué más puedo pedir?

Pues me he quedado traspuesto un buen rato. No se si han pasado horas o minutos. He soñado algo de Sexo. Bostezo. Estoy lento de pensamientos. En mi sueño estaba  Bárcenas, estaba Gao Ping, también el asesor de ambos, estaba Correa, había unos parientes del Rey, Nacho Vidal. Qué tontería. Sexo. Sería divertido. En mi sueño se acuestan honorables con delincuentes y con profesionales del sexo. Lo estaban pasando bien. Sintonizaban. Absurdo. Mafia China, la Gurtel, prostitución en Karaokes, blanqueo de dinero. No hacen falta subvenciones al cine español. Que subvencionen mis sueños, los argumentos son más increíbles. Qué gente más elegante. Y qué majos. Qué glamour de luxe. Me ha faltado Rouco. Debe estar ocupado excomulgando a Ana Botella. ¿Qué fue del Madrid Arena?¿Y de las niñas muertas? ¿Cómo se llamaban? Criaturas. Es terrible, tengo calor y me tendré que levantar a comprar ese helado.

De paso me compraré un diario. ¿Cuál me compro? Da lo mismo es para taparme un poco del sol. La prensa son mentiras. Mentiras que escriben. Mentiras que les cuentan, que se creen y que no cuestionan con plasmas y sin plasmas. Que dice Bárcenas que… Mentiras. Que dice Liaño que… Mentiras. ¿Por qué se indultó a Liaño? Que diga Aznar las mentiras. ¿Cómo se apartó a Garzón? Con mentiras, la aparición de las cuentas en Suiza avalan su actuación. ¿Por qué no se indultó a Garzón? Seguramente, porque no hay mentira que le indulte. ¿Y los ERES? Los tapan con mentiras. También Izquierda Unida ayuda a taparlos. La Casa Real está fatal, todo son mentiras. Bueno no, estamos fatal nosotros, ellos mejor que nunca. Forrados. Inmunidad Constitucional. Asesinato de animales. Corrupción entre plato y plato. Red de mentiras. Se me llena la toalla de arena.

Antes de plegar la sombrilla e irme a comer una paella, se me está ocurriendo otra tontería a consecuencia del exceso de sol. Recuerdo cuando se criticaba al Juez Ruz por quitarle el caso Bárcenas a Javier Gómez Bermúdez. Ahora se alaba al Juez Ruz por meter a Bárcenas en prisión. Qué bien que ya sea honorable. También se intentaba incriminar al PP por el Caso Bárcenas (“se intentaba” porque nunca se dejaron eludiendo toda respuesta sobre el tema). Qué bien que ahora es manifiesto que Bárcenas no se lleva bien con el PP. Esto es bueno para el PP, le aleja de la connivencia con Bárcenas. Así bien, ya queda menos para que todos estén contentos. Sólo queda ver a Bárcenas en libertad: intachable Juez, incorruptible PP, inocente Bárcenas. Da gusto ver cómo las familias al final acaban bien avenidas.

Por cierto, ¿qué será del 15M y de toda esta gente que protesta? Yo les ayudaría, pero estoy muy liado. Y ahora tengo que descansar que pronto tengo que volver al trabajo, yo que lo tengo. La democracia es muy importante. Tendríamos que hacer muchas cosas en este país. Aunque la gente no se mueve. La gente no sacrifica su tiempo libre por los demás. Es insolidaria. Que sea de fresa y chocolate por favor.

Luis Díaz
 

jueves, 4 de julio de 2013

De Comer Animales y de Frágiles Apariencias



Cuando hablamos de fragilidad a menudo pensamos en la tercera edad, en hombres o mujeres indefensos, y especialmente en los niños. Cada día recibimos numerosa información a través de los medios de comunicación y de nuestro propio entorno que escenifica situaciones diversas donde la fragilidad se manifiesta de muchas maneras, incluso asociada en la cultura católica al sacrificio y al dolor, donde los personajes bíblicos continuamente mueren, sufren, lloran, pierden, hacen sacrificios,… La cualidad de ser frágil evidentemente no es exclusiva del ser humano, también la tienen los animales, aunque esto no sea ciencia para todos ni importe lo suficiente a los humanos hambrientos.

En el libro “Comer Animales”, su autor, Jonathan Safran expone el camino personal que le condujo hacia el vegetarianismo. Es magnífica, valiente y hermosa la descripción que realiza de su perrita George, texto que utiliza con gran ardid entre muchos otros alegatos que acercan los animales al mono espabilado que somos, para despertar en el lector la curiosidad de por qué si se comen muchos animales, no se comen los perros.

 “Al igual que yo, George teme al dolor, busca el placer y anhela no sólo la comida y el juego sino también la compañía. No me hace falta conocer al detalle sus humores y preferencias para saber que los tiene. Nuestras psicologías no son iguales, ni siquiera se parecen, pero ambos tenemos una perspectiva propia, una forma de procesar y experimentar el mundo que es intrínseca y única. Nunca me comería a George porque es mía. Pero ¿por qué no puedo comerme a un perro desconocido? O, yendo al grano, ¿qué justificación existe para librar a los perros del destino que damos a otros animales?”. 

Si el autor consigue que un lector sensible a los perros clasifique psicológicamente de igual manera la carne del perro con por ejemplo la carne del cerdo, -igual de inteligente y sensible que los perros-; entonces la trampa está servida. El lector obediente es inducido a enfrentarse a la imagen mental de comerse a su propia mascota, lo que para muchos propietarios de perros podría rozar incluso cierto “canibalismo”. La consecuencia inmediata es un enérgico rechazo intelectual a la idea de comerse al perro, y por extensión, tampoco al cerdo.

Reconocer a los animales como iguales, como vidas que sufren, que lloran, que comprenden, y que deberían tener su propio libre albedrío, es un largo camino al que sólo llegan los humanos osados que no dudan en enfrentarse a sus propias convicciones y a cuestionar su propia identidad vital. La huida hacia el vegetarianismo representa la decisión de respetar la vida en su esencia y de aprender a integrarse con la naturaleza, una nueva cultura existencial.

En cambio, los humanos más depredadores preferirán auto-convencerse de que el cerdo es un animal que nace envasado, que no ha sufrido, que no piensa, que no tiene derechos naturales, y que es poco más que el contenido de una nevera; a la vez que exhibiendo sensibilidad desde sus encías, construirán un palacio de cristal alrededor de sus vidas en el que grabarán la palabra “muy frágil”.

Nuestra fragilidad es una apariencia, es cerrar los ojos ante el cruel simio depredador que somos, ante la pérdida de conciencia y abstracción mental del macabro mercado de animales asesinados en el que participamos diariamente mientras reímos y charlamos; mientras las frágiles criaturas de simio juegan en el plato con cochinillos destrozados, con pollos malogrados o con terneras cuyos nervios también molestan.

La fragilidad existe, pero no especialmente en nuestra especie.

Luis Díaz