domingo, 27 de julio de 2014

De la Solución Final y de la Cuestión Palestina



Hace pocos días el Coordinador Federal de Izquierda Unida, Cayo Lara, lanzó un polémico tweet a las redes sociales donde comparaba nazis con israelís y víctimas del Holocausto con víctimas palestinas. Edward W. Said, palestino de nacimiento fallecido en 2003 y miembro del Consejo Nacional Palestino hasta 1991, Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2002, también denunció, en la edición de 1992 de su obra “La cuestión palestina”, que en el conflicto palestino se daba una compleja ironía: “[…]cómo las víctimas de años y años de persecución antisemita y del Holocausto se han convertido en su nueva nación en los verdugos de otras personas, que a su vez se han convertido, por eso mismo, en víctimas de las víctimas […]”.

Describía Said ya en 1992 la política israelí como una política de terrorismo de Estado que persigue matar de 50 a 100 árabes por cada víctima judía, devastando hospitales, escuelas, mezquitas, iglesias, orfanatos, con detenciones sumarias, deportaciones, destrucciones de casas, mutilaciones, y torturas en Gaza y Cisjordania; a la vez que los medios de la propaganda israelí deshumanizan a los palestinos con términos como “cucarachas”, “saltamontes” o “alimañas de dos patas”. Para el Profesor Said, “la magnitud de las pérdidas materiales, las privaciones físicas, políticas y psicológicas, ha excedido en mucho el daño causado por los palestinos a los israelís. […] La notable disparidad , o asimetría, entre, por una parte, la situación de los palestinos como un pueblo agraviado, desposeído y víctima de ofensas, y, por la otra, Israel como ‘el Estado del pueblo judío’ y el instrumento directo del sufrimiento palestino, resulta tan grande como lo es la falta de voluntad para admitirla”.

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y siempre con el apoyo occidental antisoviético, Israel ha ido dando grandes pasos hacia la colonización de Palestina: fundación no negociada del Estado de Israel, efecto llamada de judíos hacia Israel, colapso y desequilibrio territorial en Palestina por los numerosos judíos que salían de los campos de concentración -y que ningún país europeo quería acoger-; compra compulsiva de viviendas, territorios y negocios palestinos por parte de judíos ricos de todo el mundo; despidos de trabajadores palestinos y contratación de trabajadores judíos por los nuevos patronos; marginación de la población palestina,...
 
Cada vez que se inflama el conflicto en Palestina, encontramos unos soldados israelís muertos, junto a un escenario dantesco de exterminación de palestinos: hombres, mujeres y niños; masacres sin escrúpulos se repiten una y otra vez en forma de asesinatos por entregas, que Israel disfraza de lucha antiterrorista. No se puede apoyar ningún tipo de violencia, pero Israel debe recordar que ni la persecución de terroristas ni incluso las guerras puede justificar la ejecución indiscriminada de víctimas civiles inocentes e indefensas, asesinatos que solamente se explican en sombríos procesos de exterminio premeditados.
 
¿Y se encuentra realmente estancado el conflicto palestino? Los hechos objetivos son que cada vez que se derrama sangre en Palestina, Israel da un nuevo paso hacía su hegemonía territorial global, con renovadas dosis de desesperación y de refugiados que huyen, ante el hastío de enterrar a los muertos y de reconstruir las viviendas de forma reiterada. Todo esto se convierte en un peligroso incentivo del Gobierno de Israel para apostar por la no negociación, para bloquear y boicotear cualquier plan de paz; ya que la intensificación del conflicto les conducirá más enérgicamente a la consecución de sus metas.

Luis Díaz