El filósofo
Gilles Deleuze nos explicaba en el curso de Vincennes de 1978 y en su
Abecedario que Spinoza hizo de la alegría un modelo de resistencia y de vida. Las
pasiones fundamentales para Spinoza eran la alegría y la tristeza, y su variabilidad
medía la fuerza de existir. Estar afectado de alegría significaba aumentar la
potencialidad de acción, y al contrario, estar afectado de tristeza, disminuirla.
Esto es
importante cuando Spinoza expone que quienes tienen el poder, déspotas y sacerdotes,
siempre necesitan afectar de tristeza a súbditos y fieles para realizar el
ejercicio del poder, para su sometimiento. Inhibiendo lo que los individuos
pudieron hacer en potencia pero no les estuvo permitido, fomentan la esclavitud
y la obediencia.
Explica Deleuze
que la tradición judaico-cristiana construyó la figura del sacerdote, el
predicador de la tristeza, el poder pastoral que inventó la idea de que los
hombres están en estado de deuda infinita con Dios. El hombre puede liberarse
de deudas finitas, pero estar vinculado a una deuda infinita crea una
persistente tristeza y sentimiento de culpabilidad que someterá de por vida su
potencialidad de acción a los deseos y dictados religiosos.
Así bien, aunque ambos poderes, el sacerdotal y el político, buscaban afectar de tristeza; la ventaja y diferencia del poder sacerdotal se manifiesta maquiavélica al idear la vinculación de la deuda infinita del hombre con Dios.
Hoy día, cuando en Europa el laicismo parece avanzar para liberar al hombre de esta deuda inventada del pasado, nos llevaremos la gran sorpresa de que la política parece también haber aprendido como vincularnos a la tristeza eternamente, al mismo estilo sacerdotal. Son numerosos los países que ya tenemos una deuda económica finita tan elevada, que como será imposible pagarla, podemos calificar de infinita. Los foros de comunicación nos han inculcado la idea de culpabilidad, de tristeza, de haber vivido por encima de nuestras posibilidades, y por tanto, somos tristes culpables de una “deuda infinita” que tendremos que pagar por encima de todo.
El efecto spinoziano inmediato es que al no poder realizar la potencialidad de nuestras acciones (menos educación, sanidad, cultura,...), generaremos la tristeza adecuada y precisa para convertirnos en siervos y súbditos, fieles acólitos y creyentes en un mercado al que nos postramos, y al que pagaremos la deuda económica con nuestra libertad por los siglos de los siglos.
Luis Díaz
Así bien, aunque ambos poderes, el sacerdotal y el político, buscaban afectar de tristeza; la ventaja y diferencia del poder sacerdotal se manifiesta maquiavélica al idear la vinculación de la deuda infinita del hombre con Dios.
Hoy día, cuando en Europa el laicismo parece avanzar para liberar al hombre de esta deuda inventada del pasado, nos llevaremos la gran sorpresa de que la política parece también haber aprendido como vincularnos a la tristeza eternamente, al mismo estilo sacerdotal. Son numerosos los países que ya tenemos una deuda económica finita tan elevada, que como será imposible pagarla, podemos calificar de infinita. Los foros de comunicación nos han inculcado la idea de culpabilidad, de tristeza, de haber vivido por encima de nuestras posibilidades, y por tanto, somos tristes culpables de una “deuda infinita” que tendremos que pagar por encima de todo.
El efecto spinoziano inmediato es que al no poder realizar la potencialidad de nuestras acciones (menos educación, sanidad, cultura,...), generaremos la tristeza adecuada y precisa para convertirnos en siervos y súbditos, fieles acólitos y creyentes en un mercado al que nos postramos, y al que pagaremos la deuda económica con nuestra libertad por los siglos de los siglos.
Luis Díaz
DE LA VERDADERA Y PERFECTA ALEGRÍA [VerAl]
ResponderEliminar. 1El mismo fray Leonardo refirió allí mismo que cierto día el bienaventurado Francisco, en Santa María, llamó a fray León y le dijo: «Hermano León, escribe». 2El cual respondió: «Heme aquí preparado». 3«Escribe –dijo– cuál es la verdadera alegría. 4Viene un mensajero y dice que todos los maestros de París han ingresado en la Orden. Escribe: No es la verdadera alegría. 5Y que también, todos los prelados ultramontanos, arzobispos y obispos; y que también, el rey de Francia y el rey de Inglaterra. Escribe: No es la verdadera alegría. 6También, que mis frailes se fueron a los infieles y los convirtieron a todos a la fe; también, que tengo tanta gracia de Dios que sano a los enfermos y hago muchos milagros: Te digo que en todas estas cosas no está la verdadera alegría. 7Pero ¿cuál es la verdadera alegría? 8Vuelvo de Perusa y en una noche profunda llegó acá, y es el tiempo de un invierno de lodos y tan frío, que se forman canelones del agua fría congelada en las extremidades de la túnica, y hieren continuamente las piernas, y mana sangre de tales heridas. 9Y todo envuelto en lodo y frío y hielo, llego a la puerta, y, después de haber golpeado y llamado por largo tiempo, viene el hermano y pregunta: ¿Quién es? Yo respondo: El hermano Francisco. 10Y él dice: Vete; no es hora decente de andar de camino; no entrarás. 11E insistiendo yo de nuevo, me responde: Vete, tú eres un simple y un ignorante; ya no vienes con nosotros; nosotros somos tantos y tales, que no te necesitamos. 12Y yo de nuevo estoy de pie en la puerta y digo: Por amor de Dios recogedme esta noche. 13Y él responde: No lo haré. 14Vete al lugar de los Crucíferos y pide allí. 15Te digo que si hubiere tenido paciencia y no me hubiere alterado, que en esto está la verdadera alegría y la verdadera virtud y la salvación del alma.»
El cristianismo es una religión en la que ya naces pecador, y el sufrimiento en vida es uno de los caminos hacia la salvación. Para Spinoza, eso es tristeza, porque esa deuda con Dios desde el nacimiento inhibe la potencia de acción del individuo, es decir, inhibe lo que es capaz de hacer, y dedica su vida a lo que debe hacer, siempre según dictados de Dios.
EliminarLa liberación de este yugo, es decir, que el hombre ejerza su potencialidad de ser en vez de seguir doctrinas manipuladoras, es generadora de alegría.
Un abrazo y gracias por este magnífico texto.
Saludos. Luis
El concepto de cristianismo que comparten me parece demasiado estereotipado. La "deuda" que tenemos con Dios (para los creyentes) es nuestra propia existencia. Y esa deuda no significa una culpa o limitación, sino un agradecimiento y alegría. El mensaje del cristianismo no excluye la fiesta. Al revés: la útima cena fue una celebración en la que se comió, se bebió y seguramente se rió bastante. Les recuerdo que los fariseos se escandalizaban de las compañías de Jesús con los pecadores y se quejaban porque los discípulos recogían alimento y no "respetaban el sábado" (es decir, no se atenían a los preceptos religiosos de su tiempo).
ResponderEliminarRespecto de los valores de la sociedad actual: ¿no es el despilfarro uno de los pilares del capitalismo salvaje?
Hola José Luis,
EliminarEl concepto estereotipado al que aludes se llama "Pecado Original", y es parte de la doctrina que se sigue impartiendo en las iglesias católicas. Ya que estás interesado en el concepto, te invito a visualizar el video del magnífico y ya fallecido filósofo Deleuze.
http://www.youtube.com/watch?v=Hg5ZEnVGkO4
Respecto a los valores de la sociedad actual, supongo que despilfarra quien tiene para hacerlo. Aquel que ha pedido créditos y no ha podido pagarlos, ya está sufriendo las consecuencias, las de sus errores y desconocimiento.Bueno, todos menos los bancos, que esos soportan su mala gestión con el dinero de estos anteriores y de los que no tenemos nada que ver con la generación de esta crisis.
Si el derroche que aludes se llama gestión pública, pues lo que se necesita es una gestión pública más auditada y más controlada, lo cual no quiere decir que lo que es de todo se regale a unos poquitos, amiguitos y familiares de la nueva burguesía y aristocracia españolas.
Gracias por participar. Un saludo. Luis
En definitiva, todos está
Artículo preciso y de sencillo lenguaje que compara las mecánicas psicológicas del poder sobre la sociedad, tanto en las religiones judeo-cristianas como en las políticas globalizadas en interés de los mercados. Completamente de acuerdo con lo expuesto, Luis.
ResponderEliminarGracias Manuel. Un abrazo.
EliminarLuis
Yo también estoy completamente de acuredo con Luis de hecho que la gente en España tiene miedo a perder lo poco que les queda y por eso no hay una rebelión de masas que liberen al país de estos corruptos, todos sumisos, y de regalo el fútbol, la prensa rosa y la amarillista. Con tan poco nos conformamos. Me enferma esa actitud de mi país y de la falta de solidaridad española, excluyendo unos pocos.
ResponderEliminarY la cosa no mejora :)
EliminarGracias por tus comentarios.
Saludos. Luis
Cuando me dicen que España es un país aconfesional... simplemente me entra una carcajada.
ResponderEliminarEnhorabuena por la entrada. Un saludo, @adriantsn
Gracias Adrián. Tienes razón y el punto más cínico es cuando se critica la fe del Islam mientras se ponen flores a la Virgen...
EliminarLuis