miércoles, 2 de octubre de 2013

Del Optimismo Tecnológico y de la Era del Vacío



“La Era del Vacío” es una recopilación de artículos y estudios del sociólogo Gilles Lipovetski que plantean la aparición de la sociedad “posmoderna”, nuestra sociedad, una sociedad que -explica el autor- sufre una mutación histórica global aún en curso, y que desde el final de la era moderna está perfilando un nuevo e inédito modelo de individuo, donde el universo de los objetos, de las imágenes, de la información y de los valores hedonistas conforman el control de los comportamientos en base a una enorme diversificación de las personalidades individuales. 

Este proceso de personalización rompe con la socialización disciplinaria y con las reglas uniformes de épocas anteriores, colisiona con la revolución permanente y la subordinación de lo individual a lo colectivo, con las identidades sociales, y con el compromiso político. La nueva sociedad hedonista convierte la revolución del consumo en su cénit y en su columna vertebral, es alimentada con información, necesidades, sexo, deseo, naturalidad, no represión, no coacciones, comprensión y realización personal, narcisismo, búsqueda de la propia identidad, derecho a ser uno mismo, y a disfrutar de la vida.

También nos reconoceremos fácilmente en el siguiente párrafo de la obra: “La sociedad posmoderna es aquella en que reina la indiferencia de masa, donde domina el sentimiento de reiteración y estancamiento, en que la autonomía privada no se discute, donde lo nuevo se acoge como lo antiguo, donde se banaliza la innovación, en la que el futuro no se asimila ya a un progreso ineluctable. La anterior sociedad moderna era conquistadora, creía en el futuro, en la ciencia y en la técnica (…) se instituyó (…) en nombre de lo universal, de la razón, de la revolución”. 

La visión de Lipovetski desvela que ya nadie cree en el porvenir de la revolución y del progreso, el nuevo individuo persigue el elixir de la eterna juventud, vivir en seguida, aquí y ahora. Anunciando la muerte del optimismo tecnológico y científico y la obsolescencia acelerada, sentencia que la sociedad posmoderna conlleva “desencanto y monotonía de lo nuevo, cansancio de una sociedad que consiguió neutralizar en la apatía aquello en que se funda: el cambio (…).  Ya ninguna ideología política es capaz de entusiasmar a las masas, la sociedad posmoderna no tiene ni ídolo ni tabú, ni tan sólo imagen gloriosa de sí misma, ningún proyecto histórico movilizador, estamos ya regidos por el vacío, un vacío que no comporta, sin embargo, ni tragedia ni apocalipsis”. 

El autor también advierte que el nuevo individuo narcisista no es apolítico, pues participa en múltiples asociaciones y grupos, aunque no obstante, se trate del ejercicio de cierto “narcicismo colectivo”, con intervenciones selectivas e intereses especializados, es decir, practicando únicamente la reagrupación de “seres idénticos”, pero no como grupo social diverso donde su individualidad pudiere quedar dispersa.
 
Lipovetski nos dibuja un presente y un futuro complicados donde somos el nuevo individuo hedonista y narcisista, sin interés por la colectividad, que sólo sociabilizamos para obtener algo a cambio, y que hemos construído un futuro lleno de vacío. 

Y aunque necesitamos llenar ese vacío nuevamente de optimismo, de momento, la línea del horizonte parece darle la razón.

Luis Díaz

4 comentarios:

  1. Personalmente no creo que hayamos construido nada, ni vacío ni lleno, seguimos igual que hace siglos o milenios. Las revoluciones nunca las han hecho la masa, siempre las han provocado élites intelectuales que han conseguido movilizar y la masa les ha seguido.

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    1. Hola Eduardo,

      Según Lipovetski, el vacío es el resultado de la actitud del nuevo individuo, nuestra sociedad. Es un hecho que la individualidad del hombre se empezó a forjar por primera vez en la Historia a partir del Renacimiento. El sociólogo nos habla de una nueva transformación de la individualidad, cuyos rasgos principales de hedonismo y narcisismo no parecen forjar ningún futuro.

      Gracias por tu aportación. Saludos. Luis

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  2. Interesante reflexión la de Lipovetski. Se ciñe perfectamente a la realidad. Sin embargo, quiero añadir que sólo este individualismo podrá destruirlo. El sentido de la individualidad que la sociedad actual antepone al social, al colectivo, acabará por resultar el fin del mismo. El problema principal es el especificar cuando se producirá el regreso a los valores colectivos. Gracias por hacernos llegar esta idea. Un saludo, @adriantsn

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    1. Gracias a tí Adrián.

      Espero como tu el regreso a los valores colectivos. Ahora bien, la pregunta crítica es si después de probar la individualidad en su máxima expresión -que nos deshace como colectivo-, seremos capaces como sociedad de dar un paso atrás, de priorizar lo colectivo sobre lo particular en algunos o en muchos aspectos...

      Vivimos una era de incertidumbre en todos los ámbitos.

      Un abrazo. Luis

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