La democracia española surgió de
forma parecida a la trama de Tolkien en El Señor de los Anillos: tras la
muerte del Dictador, en la Transición se forjaron los anillos de poder: para
los Reyes de España, para el socialismo, para el comunismo, para la Generalitat
de Catalunya, …, y otro anillo para la Dictadura saliente. Los anillos tenían
el objetivo de preservar la convivencia y la seguridad jurídica en España, pero
todos los anillos fueron corrompidos por el anillo de la Dictadura: las sombras
del franquismo que nunca habrían de pagar sus crímenes, y siempre conservar sus
privilegios, obligarían al pueblo a mirarse cada día en el espejo
del sometimiento y de la vergüenza ante los muertos olvidados y el expolio en poder de los descendientes
de los carniceros del Golpe de Estado.
Toda democracia necesita una muy
estricta separación entre poderes, deseadamente incluso descortés. Se
comprenderá que las amistades personales e íntimas entre poderes, compadreos conocidos, y una doctrina de separación de poderes dictada por el Anillo Único
sólo puede funcionar con muy muy muy buena voluntad de las personas, característica que no sobra
en la sociedad española, y mucho menos en los círculos de poder.
¿Qué se puede hacer? Pues lo
mismo que escribió Tolkien en El Señor de los Anillos: propiciar que llegue
"otro tiempo", el del pueblo, que dejen de gobernar Reyes y “personajes oscuros”; hay
que reformar la Constitución, construir una República, y que el Anillo Único sea destruido en el Mordor
del Congreso. Necesitamos en la oposición un Frodo, un Sam, y a toda la Compañía
del Anillo, un buen equipo, unido, dispuesto a sacrificios, y con un propósito común.
¿Y qué tenemos? Una Compañía del
Anillo que se insulta a diario y prácticamente no se habla. Por un lado, los
elfos del Procés quieren destruir el Anillo Único ellos solitos mediante insultos
y propaganda; por otro lado, los hobbits del 15M no saben qué hacer, porque si
triunfan los elfos, ellos se quedan solos, y si no triunfan los elfos, se enfadarán y nunca
podrán montar una Compañía del Anillo; y por último están los hombres del PSC/PSOE,
que experimentan síndrome de Estocolmo con el Anillo Único, al que odian tanto
como aman.
Ni Catalunya será República antes
de que lo sea España, ni España será nunca República sin la colaboración desinteresada
de todas las fuerzas de izquierda de este país. Sin la Compañía del Anillo,
Sauron siempre gobernará la Tierra Media. No olvidemos que tiene el Anillo Único.
Luis Díaz
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