Parece una
broma de mal gusto hablar de privatizar el aire, el elemento vital más básico que
necesitamos los seres humanos para
sobrevivir. Y sin embargo es tan absurdo hablar de privatizar el aire como de
privatizar el agua. Podríamos ir más allá y cuestionar asimismo la
privatización de todos los recursos naturales de nuestro país, incluyendo las
energías y los latifundios que aún existen en la Península.
Gracias sobre todo a
Aznar y a las derechas autonómicas y locales -aunque la izquierda tampoco se salva-, los
neoliberales han conseguido privatizarlo todo -el aire todavía no. Han convertido la
España de todos en la propiedad privada de unos cuantos. No soportan que el Estado tenga empresas y
beneficios, alegando competencia desleal y falta de productividad, cuando a
menudo son ellos los gestores responsables –cuando no inductores- de los casos
de mal funcionamiento público, además de no cuestionar ni importarles la
competencia desleal entre las grandes empresas que viven en SICAVs y la pequeña
y mediana empresa.
La primera
consecuencia de la venta de empresas rentables estatales es “pan para hoy y
hambre para mañana”. Por eso para la “España va bien” de Aznar fue imprescindible
el gran expolio de empresas públicas que este fatídico Presidente para la
Historia de España prácticamente regaló a propios y a extraños. Los ingresos de
la venta se terminan, y cuando esto ocurre, sólo los impuestos pueden mantener
al Estado, ya que de lo contrario éste no podrá ingresar lo suficiente para
mantener los servicios sociales, incluyendo aquellos servicios necesarios desde
una perspectiva estrictamente social, -que no tiene por qué siempre ser de
rentabilidad económica-, como por ejemplo, ayudas a la dependencia, autobuses
escolares en pueblos, o dar sanidad y educación de calidad a las personas con
menos recursos. Y así llegan los recortes.
En España vivimos un neoliberalismo práctico de origen
más ideológico que teórico, y está formado en gran parte por el adoctrinamiento hereditario de las familias adineradas, y en universidades selectivas cuyo rito de iniciación consiste en servir la
cabeza de Keynes en una bandeja, y con esto no defiendo que las soluciones aplicadas a la crisis de 1929 pudiesen tener que funcionar también hoy, 100 años después, más considerando si realmente entonces tuvieron éxito, o fue la II Guerra Mundial la que pareció darle sentido. La crítica la dirijo a que las ideas preconcebidas conducen a la pérdida de posibilidades.
Esta jauria de economistas a la caza de lo público -que a menudo ni lo son- pagados y a la orden de unos papás que siempre han nadado en la opulencia y
en muchos casos han vivido con comodidad durante la Dictadura, quieren más, quieren
el poder, quieren renovar el triunfo y la realización personal de su superioridad genética, para pasearla con orgullo por los círculos exclusivos de su influencia. Contraponen
libertad a colectividad, anteponen la especulación al control intervencionista
del Estado, pensando que no es compatible con el libre mercado. En definitiva, extreman
unas teorías económicas que agreden a la propiedad colectiva de España en
beneficio propio y de su riqueza, pero en ningún caso pensando en la máxima que preside la Constitución Española de principio a fin: el interés general.
La reflexión
que nos toca ahora a los demás es saber qué significa sentirse español en este
contexto. Pertenecer a España, sí. ¿Y a quién pertenece España? Parece evidente
que a los que la van comprando: nuestra agua, nuestras tierras, nuestros logros
colectivos sociales en cultura, educación, sanidad; y lo que es peor, nuestro
pensamiento, la manipulación a través de los medios de comunicación.
Nos inducen a pensar que gracias a ellos somos españoles libres; y mientras tanto, estos
Grandes de España, estos nobles del Siglo XXI, cuando nos oyen
gritar aquello de “Yo soy español, español, español”, ellos deben escuchar “Yo
soy tu español, tu español, tu español”.
Luis Díaz
Así es, y no olvidemos de que esas empresas también las hemos creado nosotros, los ciudadanos para que se aprovechen luego unos pocos; pero eso si, si las privatizan el equipo que apoyas bien hecho esta.
ResponderEliminarLuego llegan las urnas y mas de lo mismo.
Sí Joan, a ver si estos equipos se quedan ya sin jugadores de una vez.
EliminarSaludos. Luis
La resposta sobiran ista catalana ja la saps... per tant evitaré fer apologia de la catalanitat.
ResponderEliminarEl pensament i la poesia d'Espriu , Salvador de nom de pila, abogava per l'entesa entre les nacions que composen Espanya.
L'orquestra avui està mal dirigida...
Respeto la respuesta soberana de parte del pueblo de Catalunya, pero mi opinión sobre la dirección de ese escenario la dejo clara en mi artículo sobre el Corpus de Sangre.
EliminarLa cita d'Espriu em sembla molt encertada.
Salutacions. Lluís