Motor del capitalismo y del liberalismo en Europa, hacia 1900 |
Defiende algún partido liberal extremo la
validez del axioma de que la defensa de la vida, la libertad y la propiedad deberían ser tres características indisociables del ser humano, y que no puede existir una sin
las otras, de tal modo que la destrucción de cada concepto queda asociada a los
verbos de asesinar, esclavizar y robar.
No lo cuestiono, pero es un principio curioso para un liberalismo cuya entrada a la modernidad se forjó a
finales del Siglo XIX en una Europa imperialista, capitalista y liberal que superó la crisis de final de siglo asesinando, esclavizando y robando a
las colonias empleando la mayor de las crueldades. Solamente el liberal Rey de Bélgica asesinó a 10.000.000 de
congoleños; pero no es una excepción, pues los hipócritas imperios francés, inglés y alemán también compitieron
en defender la libertad en Europa con el
asesinato, la esclavitud y el robo de aquellos que consideraron inferiores,
incivilizados y salvajes.
No pretendo comparar la barbarie de finales del siglo XIX con los ciudadanos del siglo XXI. Pero sí denuncio que la coherencia del liberalismo contemporáneo pasaría, por tanto y en primer término, por reparar asesinatos, esclavitud y robo históricos, el gran mal que denuncian; para devolver la vida, la libertad, y la propiedad robadas a todas aquellas generaciones de africanos y asiáticos, que ahora lo necesitan, y que sufren por nuestra culpa. La libertad como botín de guerra o fruto de la opresión colonial, no es libertad, es saqueo.
No pretendo comparar la barbarie de finales del siglo XIX con los ciudadanos del siglo XXI. Pero sí denuncio que la coherencia del liberalismo contemporáneo pasaría, por tanto y en primer término, por reparar asesinatos, esclavitud y robo históricos, el gran mal que denuncian; para devolver la vida, la libertad, y la propiedad robadas a todas aquellas generaciones de africanos y asiáticos, que ahora lo necesitan, y que sufren por nuestra culpa. La libertad como botín de guerra o fruto de la opresión colonial, no es libertad, es saqueo.
Por
poner solamente un ejemplo más de las virtudes históricas del
liberalismo, recordaré que fue Churchill, el gran liberal e imperialista
convencido, quien permitió
que Franco ganara la Guerra Civil española, negando su ayuda por miedo al comunismo. Ese
mismo
miedo, le llevó a ningunear a Stalin (dictador asesino
que nada tiene que ver con los principios de Marx) precipitando la
invasión de
Polonia tras el pacto germano-soviético, y por tanto, la Segunda Guerra
Mundial. El liberalismo de Churchill también incendió la guerra
palestino-israeliana.
Pero no nos engañemos sobre la profundidad de las ideas liberales extremas. Los liberales pertenecen todos
a la clase privilegiada, no hay obreros ni por despiste, no son gentes nacidas en cunas difíciles. No tienen abuelas manteniendo a toda la familia con la
pensión, ni están desahuciados en la calle, ni la vida les ha jugado una mala
pasada. Para ellos, la desgracia forma parte de la libertad –aunque nunca de la
suya propia, ¿será casual?, y apuestan por transferir los derechos ciudadanos y la dignidad al ámbito de la
limosna.
Nunca hablan de
libertad sin pronunciar la palabra propiedad o dinero, porque después de todo, la única libertad que les interesa es la de su
bolsillo; aunque ésta sea a costa de la libertad de los demás. No los veremos devolviendo lo históricamente robado a
África y Asia. El liberalismo hace “borrón y cuenta nueva”, porque de lo
contrario, sin dinero, ya no les interesaría ser libres. Esto no son principios, es promover la insolidaridad y la injusticia social por parte de quien la vida solamente les ha mostrado una
de sus caras, la de la libertad que les transfirió papá a través de la cuenta
bancaria.
La libertad extrema disuelve la igualdad, y por tanto, la posibilidad de que esta misma libertad esté al alcance de todos. Y al contrario, la igualdad extrema también destruye la libertad, porque limita las potencialidades individuales.
La libertad extrema disuelve la igualdad, y por tanto, la posibilidad de que esta misma libertad esté al alcance de todos. Y al contrario, la igualdad extrema también destruye la libertad, porque limita las potencialidades individuales.
Por tanto, como he manifestado muchas veces, los extremos siempre son excluyentes, y los ciudadanos tenemos que encontrar el compromiso entre ni tener miedo a la libertad, ni tenerlo a ser igual que los demás; hacerle sitio a la fraternidad, y si hay que pagar impuestos para permitir que otras personas abandonen la miseria y alcancen con dignidad y sin dádivas, su vida, su libertad y su propiedad, pues que así sea.
Seguro que la libertad alcanzará su mayor esplendor cuando esté al abasto de todos los seres humanos por igual.
Luis Díaz
Me gustaría destacar un pequeño fragmento de este artículo:
ResponderEliminar"La libertad extrema disuelve la igualdad, y por tanto, la posibilidad de que esta misma libertad esté al alcance de todos. Y al contrario, la igualdad extrema también destruye la libertad, porque limita las potencialidades individuales."
Creo que refleja perfectamente la realidad, desde la economía, hasta la política e incluso un mísero partido de fútbol. Aristóteles tiene, en mi humilde opinión, toda la razón.
Enhorabuena por tu entrada.
Un saludo, @adriantsn
Muchas gracias Adrián. Has escogido el párrafo más sustancial del texto.
Eliminar:) Luis
La de platicas a las que he atendido y aprendido sobre este tema: el Liberal contra el Libertario, dentro del Anarquismo, claro, no de los que bien llamamos neoliberales, que son estos estatistas intervencionistas, amigos de clientelistas, que entre todos y por su afán privatizador de lo ajeno, son la familia de los estatistas contra el Pueblo.
ResponderEliminarPedazo de artículo ... :-)
Muchas gracias Morru
EliminarTienes razón Luis yo a veces me sentía culpable de tener un empleo mejor pagado que otros nativos de Hospitalet porque aquí hay bastante miseria pero si lo miras bien en el fondo no hago más que cumplir es el sistema que me obliga conseguir un empleo. El paro ayuda a reflexionar sobre la condición, nuestra condición humana. Amar
ResponderEliminarGracias Amar
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