domingo, 12 de julio de 2015

Del Psicoanálisis de Zizek y del Feminismo en el Islam



Slavoj Zizek es un incómodo filósofo, sociólogo y psicoanalista esloveno al que se ha calificado como el “filósofo más peligroso de Occidente”, resultado de una mezcla de valentía analítica intelectual y de pensamiento renovado.

“Islam i Modernidad. Reflexiones blasfemas” es un libro breve pero intenso. El autor analiza el Islam como modo de vida y repasa su origen, revelándonos interesantes ideas, entre las que figuran el contexto de modernidad del Islam más violento, y la vital relevancia de las mujeres en el origen de esta religión, tal como enseñan los textos sagrados, importancia de la mujer que ha sido amputada en la actualidad.

Para Zizek, el fundamentalismo religioso es una reacción -mala y evidentemente equivocada, no justificable- que responde a una deficiencia real del liberalismo, ambos en un círculo vicioso que genera una y otra vez el mismo liberalismo, y que por este motivo, la democracia liberal nunca conseguirá derrotar por sí sola al fundamentalismo.

Compara el pensamiento de Sayyid Qutb, fundamentalista, con el de Hayek. El primero concibe la libertad universal como ausencia de cualquier amo, y eso solamente es posible subordinándose a Dios voluntariamente. La misma lógica aplica Hayek en el mercado, arguyendo que el mal surge de la tiranía de la dependencia personal y sumisión a otras personas, de la que solamente se puede escapar creando una entidad llamada mercado, y a la que nos tenemos que someter voluntariamente. El Dios de Qutb equivale abstractamente al mercado de Hayek, puesto que ambos garantizan la libertad personal, quedando al descubierto que el liberal no puede modificar esta estructura de pensamiento religioso sin entrar en una profunda contradicción ideológica personal.

Por tanto, y actualizando a Max Horkheimer con los conceptos de capitalismo-fascismo en los años 30, Zizek afirma hoy que "los que no quieran hablar críticamente de la democracia liberal, deberían guardar silencio también sobre el fundamentalismo religioso". El autor insiste en que el “liberalismo autosuficiente, autocomplaciente y permisivo” solamente puede ser salvado por la ayuda fraternal de la izquierda renovada y radical, y que esa será la única manera de acabar con el fundamentalismo: "haciendo temblar la tierra bajo sus pies".

Y con respecto a la importancia de la mujer en los orígenes de la religión islámica: fue una mujer, Jadiya, la esposa de Mahoma, la que le mostró cómo diferenciar entre lo divino y lo demoníaco (aunque proponiéndose como “mentira encarnada”); fue una mujer, Amina, la única que vió la “luz blanca” que llevaba el padre de Mahoma entre los ojos, poco antes de engendrarlo con su esposa; fue una mujer, Agar, la esposa esclava de Abraham, la única que vió a Dios y la que dió a luz al único hijo genealógico de Abraham: Ismael, el padre de todos los musulmanes; por lo que Agar fue la madre primordial de todos los árabes. Agar, no obstante, fue borrada de la “historia oficial”.

Zizek encuentra en los orígenes del Islam un camino para rescatar el merecido papel y protagonismo de la mujer en la cultura, historia y religión musulmana, y propone renovar el Islam desde esos “reprimidos orígenes feministas”.

Luis Díaz

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