La publicación
del libro “Utopías” -escrito por 34 voces autorizadas- podría tentarnos a
valorarlo como un canto idealista y desesperado en un momento social y
económico especialmente difícil en España; y nos equivocaríamos mucho con esta crítica
a la vez que haríamos un flaco favor a la difusión de esta excelente obra por
no haber sabido escuchar el espíritu de su contenido.
Si bien la utopía
de la sociedad ideal desde el Renacimiento ha sido asociada con corrientes
asimismo idealistas, imposibles e irrealizables; sin duda hoy día un nuevo pensamiento intelectual
atestigua que la utopía ha cambiado su
concepto onírico por un adjetivo sólido, auténtico y verificable para calificar
una nueva realidad. La socialización de las nuevas tecnologías y de las redes
de comunicación ya permiten la organización política masiva de la población
para presentar alternativas de alto contenido humanístico a la desprestigiada y
deshumanizada política actual. Tan sólo será cuestión de tiempo la pacífica aparición de
un nuevo Gobierno desde el pueblo, con el pueblo, y para el pueblo.
Y además, vivimos
por primera vez en la Historia una sorprendente paradoja política: mientras que la antigua utopía de sociedad irrealizable
se potencia tecnológicamente desde hace pocos años como un proyecto viable, posible
y deseable; la actual realidad política y sus respuestas a la crisis transmutan
en un escenario irrealizable, no viable,
de continuos fracasos, un camino infranqueable que incluso me atrevería a calificar
como de anti-utopía, es decir, la mutación desde la realidad a lo imposible, la
creación de una nueva sociedad imposible
a la vez que indeseable.
Destacaré del
libro “Utopías” unas palabras de Federico Mayor Zaragoza –pidiendo disculpas al
resto de escritores- en las que nos advierte que “lo peor que puede sucedernos
es el agotamiento de la innovación diaria personal, la apatía y la falta de
voluntad para el cambio”. La solución somos nosotros, ciudadanos de la calle, y
tal como también cita a Miquel Martí i Pol “El porvenir está por hacer… pero
¿quién, si no todos?"
Luis Díaz
Yo estoy de acuerdo, se debería actuar todos como uno solo o ir al mismo frente.Aprovechar la tecnología como es el caso y cambiar lo que no queremos nadie. Pero pienso que esta misma tecnología es la que contamina a una buena parte de la sociedad dejándola en KO técnico, es decir para ser manipulada.Se necesita un buen antivirus,unos seres que tengan buen hacer y que tengan un buen antivirus.
ResponderEliminarNo olvidemos que en la génesis de las utopías hay una afirmación de la bondad humana y que este debería ser un valor troncal que está detrás de toda ética y comportamiento humano. El hecho de que los humanos no cultivemos esta bondad interna y nos manifestemos egoístas y violentos fue el fatal argumento de sesgado realismo que utilizó Maquiavelo para defender que todo vale para la gestión del poder y de la política. Ningún cambio ético será posible si no somos capaces de dar un valor a la bondad, cualidad que no es moral sino de conciencia, de respeto por nuestra naturaleza intrínseca. Respetarnos a nosotros mismos hace que respetemos a los demás.
ResponderEliminarManos a la massa !! digo manos a la ópera !!
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios a los tres.
ResponderEliminarJoan, creo que Jordi te contesta.
Jordi, muy oportuna la inyección de pureza a la utopía, el pueblo la vamos a necesitar :))
Casta Fiore, cualquier ópera puede ir bien menos El Barbero de Sevilla. Las tijeras hay que prohibirlas ;-)
Saludos. Luis