Francisco I ha salido del
cónclave purificando a la alta jerarquía eclesiástica cual Ave Fénix, destilando pureza, pasando de puntillas sobre su homofobia, y congelando la deteriorada imagen
corporativa que se proyectaba en su Iglesia, para pasar a publicidad. De
repente ya no se habla de intrigas vaticanas ni de los casos de pederastia que presidían
la actualidad informativa antes del cónclave. Fumata blanca, todo se ha esfumado. Sólo se emiten anuncios.
La Semana Santa son
espléndidas fechas de máxima audiencia para lanzar la campaña, para vender la
marca ‘Jesucristo Vintage’: ya hemos visto el spot del voto de pobreza y el del
lavatorio de pies. Quizá hayan filmado también el paseo en borriquilla por la
Santa Sede o la resurrección de Lázaro. A lo mejor hasta vemos el spot del
lavatorio de pies con el blanco y negro de la versión española, con Reig Plá lavando
los pies a un preso homosexual en Alcalá Meco, mientras Rouco es azotado por
Martínez Camino en una representación del vía crucis del nazareno.
Consideraría que el
catolicismo necesita menos marketing, más verdad, y más transparencia real sino
fuera porque lo que ya empieza a ser recomendable es echar la persiana
definitivamente y replantearse la fractura con Roma. La comunidad católica ya debería
ser suficientemente adulta y crítica –como muchos otros cristianos- para hablar
con Jesucristo sin necesidad de intermediarios terrenales de este no deseable
peso.
Luis Díaz
Bueno, bueno, bueno, ya te veo en Reus comiendo butifarras el dia de viernes Santo, es cierto que lo necessario seria el persianazo mientras seguimos haciendo vacaciones de Navidad y de SS. ( Semana Santa) y es que és tan bonico, la borriquilla , la traición de Judas y sobre todo La Resurección y como no la Mona !!
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