martes, 23 de abril de 2013

De Lucía Etxebarria y del Laberinto de Creta

El Laberinto de Creta es el escenario donde Teseo venció al Minotauro, monstruo mitad hombre y mitad toro que se alimentaba de mozos y doncellas atenienses, que le eran entregadas por el Rey Minos, conquistador de Atenas.  Teseo era hijo de Egeo, el vencido rey ateniense, y su siguiente triunfo –tras vencer al Minotauro- fue poder salir del Laberinto, gracias al ovillo de hilo que le entregó Ariadna, la hija del rey Minos, profundamente enamorada de él. 

El simbolismo que encierra este mito griego es de gran riqueza, el laberinto –con trazas de inmortalidad- representa la dificultad y el engaño del camino; la lucha contra el Minotauro, la habilidad, fuerza y astucia ante la brutalidad; y el hilo de Ariadna, los indicios que conducen a la resolución de un problema. 

Este combinado de símbolos plasma con elegancia cierta familiaridad entre el mito griego y la difícil situación por la que están pasando algunos países europeos, entre ellos España: nos encontramos en un complejo laberinto, una complicada crisis, donde ni están claros los caminos ni a donde conducen; será necesaria mucha habilidad y astucia –y esperemos que no fuerza- para salir todos con vida de este laberinto; y por último vamos a necesitar encontrar el hilo de Ariadna que nos conducirá a la salida del laberinto. 

El libro de Lucía Etxebarria “Liquidación por Derribo” es un interesante mapa de nuestro laberinto, y parece contener muchos trozos de ese hilo de Ariadna que buscamos. Es una obra en la que se denuncia –y recopilan- los casos de corrupción –entre otros aspectos, como la burbuja inmobiliaria, la crisis financiera y la partitocracia-, efectuando una interesante radiografía antropológica, cultural y social de los mismos. Utilizando siempre un lenguaje cercano y ameno, nos ofrece también un análisis tan valiente como educativo de la relación que también tenemos los ciudadanos de la calle con la corrupción y de cómo deberíamos empezar a corregir nuestra actitud. 

La autora no sólo describe los contextos actual y pasado de la crisis, sino que también recoge principios anticorrupción y plantea propuestas de soluciones para cambiar el rumbo de “un barco al que ha arrastrado al fondo una tripulación que no sabía pensar en el bien común”. 

Etxebarria también reclama que “necesitamos sociedades civiles activas, que no deleguen, que no se rindan”, a la vez que transforma el dantesco escenario de la crisis en una lección de ética, moral y optimismo, explicando –de forma respetuosa para aquellos que lo están pasando peor- que la crisis sirve para cambiar lo que no funciona y “descubrir que no necesitamos tanto como creemos”. 

Es de agradecer que Lucía Etxebarria haya roto su promesa de no volver a escribir porque hay promesas que vale la pena no cumplir. Son luces que no se pueden si se deben apagar, tampoco de noche. 


Luis Díaz

No hay comentarios:

Publicar un comentario