El simbolismo que encierra este mito griego es de gran
riqueza, el laberinto –con trazas de inmortalidad- representa la dificultad y
el engaño del camino; la lucha contra el Minotauro, la habilidad, fuerza y
astucia ante la brutalidad; y el hilo de Ariadna, los indicios que conducen a
la resolución de un problema.
Este combinado de símbolos plasma con elegancia cierta
familiaridad entre el mito griego y la difícil situación por la que están
pasando algunos países europeos, entre ellos España: nos encontramos en un
complejo laberinto, una complicada crisis, donde ni están claros los caminos ni
a donde conducen; será necesaria mucha habilidad y astucia –y esperemos que no fuerza-
para salir todos con vida de este laberinto; y por último vamos a necesitar encontrar
el hilo de Ariadna que nos conducirá a la salida del laberinto.
El libro de Lucía Etxebarria “Liquidación
por Derribo” es un interesante mapa de nuestro laberinto, y parece contener muchos
trozos de ese hilo de Ariadna que buscamos. Es una obra en la que se denuncia –y recopilan- los
casos de corrupción –entre otros aspectos, como la burbuja inmobiliaria, la
crisis financiera y la partitocracia-, efectuando una interesante radiografía antropológica,
cultural y social de los mismos. Utilizando siempre un lenguaje cercano y
ameno, nos ofrece también un análisis tan valiente como educativo de la
relación que también tenemos los ciudadanos de la calle con la corrupción y de
cómo deberíamos empezar a corregir nuestra actitud.
La autora no sólo describe los contextos actual y pasado de
la crisis, sino que también recoge principios anticorrupción y plantea
propuestas de soluciones para cambiar el rumbo de “un barco al que ha
arrastrado al fondo una tripulación que no sabía pensar en el bien común”.
Etxebarria también reclama que “necesitamos sociedades
civiles activas, que no deleguen, que no se rindan”, a la vez que transforma el
dantesco escenario de la crisis en una lección de ética, moral y optimismo,
explicando –de forma respetuosa para aquellos que lo están pasando peor- que la
crisis sirve para cambiar lo que no funciona y “descubrir que no necesitamos
tanto como creemos”.
Es de agradecer que Lucía Etxebarria haya roto su promesa de
no volver a escribir porque hay promesas que vale la pena no cumplir. Son luces
que no se pueden si se deben apagar, tampoco de noche.
Luis Díaz
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