En 1932 Aldous Huxley miró al pasado con gran acierto para escribir
el futuro de “Un Mundo Feliz”, un libro en el que imaginó una sociedad controlada y
manipulada, inexpresiva, probeta, sin emociones, castrada intelectualmente, gestionada
como un recurso productivo, y de obligada felicidad.
Nuestro presente aún recibe el modelo de esta novela de ficción con bastante
lejanía, pero ciertamente con mayor proximidad que la que debió sentir Huxley durante el proceso de creación. Aún así, caminamos hacia patrones de sociedad de corte
similar; por un lado sometidos a controles de información extremos, y por otro,
potenciadores de estados mentales satisfactorios a cambio de la distracción de lo que realmente debería importar;
distracción mental que Huxley perfiló en su obra como la droga perfecta, el “soma”, una
sustancia de consumo obligatorio y diario para las clases bajas y medias; y de
prescripción eventual para las clases dominantes. Nuestro "soma" actual, nuestro "opio del pueblo" se presenta en forma de religión, fútbol, prensa amarilla, “realities”,
centros comerciales, juegos de azar, etc.
Los controles de información son pilares de estos modelos de
sociedad y ya se encuentran al abasto de gobiernos y otros grupos de poder. La reciente polémica
sobre los servicios de espionaje de Barack Obama sobre Internet desvelan la
senda escogida por la inteligencia americana para aplicar control sobre las redes, en definitiva, sobre cada uno de nosotros.
El FBI podrá escanear todo tipo de webs, emails,
mensajería instantánea o cualquier tipo de intercambio de información en la
red que atraviese servidores americanos -o de sus aliados-, es decir, prácticamente todo-; para pasarlo a través de filtros automáticos de búsqueda de patrones textuales en
diferentes lenguas; y a modo de ejemplo, pudiendo considerar comunicaciones de alto riesgo
todas aquellas conteniendo ocurrencias de las palabras “explosivos”, “atentado”,
“bomba”, “Bin Laden”, “Islam”, “terrorismo”, “aeropuerto americano”, “Obama”, “disparo”,
“Primera Dama” o simplemente “Muerte al Infiel”, una frase muy recurrida en los
comics de “El Guerrero del Antifaz”.
Quizá pensemos que todo esto no tiene nada que ver con
nosotros, pero si este artículo de mi blog ya debe estar en una lista de
verificación de contenidos del FBI por todas las palabras de alto riesgo listadas en el mismo -situación que no debería preocupar a un blog pacifista de difusión pública-,
probablemente las direcciones IP particulares de todos los curiosos lectores de este texto también sean
ya sospechosas de actos contra la Seguridad Nacional Americana.
Y aunque este atrevido planteamiento ahora pudiera parecer un absurdo, unas cuantas décadas más podrían concederle un punto de vista seguramente más sobrio, porque después de saber que no somos terroristas también querrán conocer nuestra afinidad política, estado civil, creencias religiosas, orientación sexual, estado de salud o color de la piel.
sip !!
ResponderEliminarHola companys sempre que escolte i llegeisc coses sobre la societat actual em ve a la memòria aquest llibre.
ResponderEliminarCert Sebastià, "cuando el río suena, agua lleva".
EliminarSalutacions. Lluís