sábado, 8 de junio de 2013

De las Pensiones y del Planeta de los Simios


Cuando el capitán Leo Davidson y sus astronautas aterrizaron desde el pasado en el “Planeta de los Simios” (prefiero el ‘remake’ de Tim Burton donde Wahlberg interpreta a Leo y Charlton Heston –exPresidente de la Asociación Nacional del Rifle- interpreta un papel más acorde con su agresivo perfil), encontraron una raza humana esclava, sin habla, maltratada y golpeada, no dominante, y sometida a una especie de simios violentos, autoritarios, feudales y semi-evolucionados. Después de ser capturados y de algunas vicisitudes más, Leo consigue rebelarse y escapar con cierto éxito de una realidad que ya es asumida por el resto de humanos como la única vida posible.

Leo dispondrá de una ventaja comparativa en su búsqueda de la libertad: su educación y sus frescos recuerdos de tiempos mejores, fruto de la pureza emocional de no haber sufrido los años de adaptación de los demás seres humanos del Planeta; encerrados en una prisión física y mental de ideas preconcebidas sobre la inevitabilidad de su circunstancia y sobre la aceptación de que las cosas siempre han sido así.

Esta prisión mental y del habla de los humanos del “Planeta de los Simios” será también nuestro futuro a medio plazo: pensar que nuestras reformas son inevitables y que no quedan opciones a la actuación gubernamental es un credo que va enraizando en la población, y que la van enmudeciendo a medida que van quedando lejanas en el tiempo.

Hay quien piensa que el pueblo español es muy paciente, pero quizá la definición más apropiada fuera que en el fondo somos un pueblo profundamente negativo y desvertebrado. Y esta negatividad desgraciadamente encuentra muchos caldos de cultivo entre los españoles que aún sobreviven con dignidad a la crisis: cierto escepticismo genético a que nada pueda mejorar; insolidaridad con los que ya sufren; falta de tiempo para ayudar desde el sofá de casa; comprensión con la corrupción o compartir ese mismo plano mental; desinterés político y social a la espera de que lleguen tiempos mejores; creer siempre que otro es quien tiene que arreglar las cosas; poca visión de futuro a pesar de estar cargados de hijos; mucho criticar en los cafés de oficina y en casa sólo planear vacaciones y bronceados...

El anunciado desmantelamiento del sistema de pensiones es un gran impacto y peligroso punto de inflexión para nuestra libertad.  Aunque se aplicará a finales de año, sólo visualizaremos su impresionante alcance en unos 5 o 10 años más, momento en el que lamentablemente observaremos nuestra realidad inmediata con completa pérdida de perspectiva, -como los humanos del Planeta de los Simios- y aceptaremos con sumisión que el sistema no es mejorable, -como tantas otras cosas- y que es el mejor que podríamos tener.

Por lo tanto, se barajan dos posibles escenarios para el fin de nuestras vidas: morir de pie o vivir de rodillas, es decir, morir en la miseria y cobrando una pensión, o morir trabajando porque no habrá sido posible jubilarse para no caer en la miseria. Es un plan perfecto para el Gobierno, que de este modo potenciará -en vez de recompensa por una vida de esfuerzo- la explotación laboral de los abuelos para ahorrarse el pago de las pensiones.
 
Leo no aterrizará en nuestro mañana, sólo lo encontraremos hoy. Mostremos oposición con todas nuestras fuerzas a estas nuevas medidas de la especie semi-evolucionada, feudal y autoritaria que ha conquistado nuestro Gobierno, y que nos ha encerrado física y mentalmente en una prisión vigilada con violencia policial y vergonzosa propaganda institucional.

Rebelémonos cuando aún tenemos educación y recuerdos del sistema de pensiones y de otros triunfos sociales que ya están desapareciendo en el tiempo. Después será tarde.

Luis Díaz

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