lunes, 24 de junio de 2013

Del PP y de Escribir Después de Auschwitz



“Escribir después de Auschwitz” es un introspectivo artículo extraído del libro de ensayos del Premio Nobel y Príncipe de Asturias de Literatura, polaco de nacionalidad alemana, Günter Grass, “Artículos y Opiniones”, donde transmite ante un grupo de estudiantes universitarios la intensidad de la vergüenza de los crédulos jóvenes –que como él con 17 años- participaron en las “Juventudes Hitlerianas” desde la ignorancia y la aliñada educación dogmática de las escuelas del Tercer Reich. El desconocimiento del horror y la negación posterior de lo que sus ojos veían y su cerebro evitaba, potenciarían el gran crítico y humanista que es hoy. En su artículo descubre las discrepancias internas de pensamiento surgidas en Alemania tras la Guerra sobre el derecho a crear arte o a escribir poesía después de los crímenes sucedidos en los campos de concentración, que en sus trabajos interioriza y plasma con un ritual de cierto aturdimiento, respeto y rebeldía ante la masacre.

Como contrapunto a la dolorosa ética de Grass ante el horror, que el Gobierno español utilice de forma continuada en su argumentario propagandístico la autoequiparación con las víctimas del nazismo como respuesta a las manifestaciones de ciudadanos descontentos por las políticas de desahucios, privatizaciones y eliminación de derechos, es una imperdonable falta de respeto hacia millones de muertos; es una política cruel que no duda en difuminar el escenario del holocausto con el de la vida de lujos y excesos que ellos exhiben con arrogancia, mentiras, y frecuentemente, impunidad, con el único objeto de imprimir confusión en la población.

¿Quién no recuerda el “espíritu nacional” de nuestros colegios franquistas?, donde todos -igual que Grass en Alemania- aprendimos a amar la mano que nos estrangulaba el pensamiento; a asociar la violencia del Dictador con el deseo de Dios; a no plantearnos que existiera algo mejor que ser pobre, patriota e ignorante; y lo que es peor, donde la individualidad de las personas quedaba supeditada a la obediencia ciega a una bandera, por muchos asesinatos que ésta pudiese cometer –y se ocultasen-. Este ha sido siempre el germen de nuestra “España profunda”, el gran freno de nuestro progreso, nuestro Hitler, nuestro Franco, los antepasados ideológicos y cosanguíneos del partido del Gobierno.

Dicen que no se debe escupir en contra del viento, y es por eso que esta reflexión sobre los argumentos del PP los dejan manchados con sus propios esputos. El sentido común asemeja más ideológicamente PP a nazismo que a los ciudadanos que son acusados por éste de airear la ideología criminal. Sin embargo, ni siquiera el hecho de que la política neoliberal del Gobierno con un renovado adoctrinamiento ideológico y religioso tome formas de un “neofranquismo europeo”, implica que merezcan el calificativo de nazis. Porque las técnicas goebbelianas de “lavado de cerebro” para manipular políticamente a jóvenes y adultos –seamos honestos- están ya a la orden del día en toda la franja política y mediática españolas. Ser nazi es ser asesino, es cometer crímenes contra la humanidad, es robar la vida de los más débiles, de los indefensos, y someterlos hasta su exterminación.

No mancharé la memoria del holocausto en este artículo, pero puesto que el PP no tiene escrúpulos en hacerlo, tan sólo recordaré que lo más cercano a matar personas indefensas es dejarlas morir: la subida de impuestos indirectos, la privatización de la sanidad pública, el recorte en subvenciones a prótesis y a medicamentos, la supresión de la tarjeta sanitaria a inmigrantes sin recursos, el desmantelamiento del sistema de pensiones, y la drástica reducción de ayudas a la dependencia evidencian que muchas personas, sobre todo los más débiles, perderán toda calidad de vida, sufrirán desatención; y no disfrutarán de un acceso ágil y personalizado a la sanidad que han pagado trabajando durante toda su vida. 

Esta política del Estado no es un crímen contra la humanidad, tan sólo será una invitación a mayores y a dependientes a no apurar su tiempo.

Luis Díaz

2 comentarios: