martes, 4 de diciembre de 2012

De Reyes y Animales

La gran noticia de la Navidad llega directamente desde el Vaticano: Benedicto XVI proclama que la mula y el buey no estaban en el establo de Belén, y que los Reyes Magos ya andaban por Al Andalus antes que los árabes. 

Quizá pueda parecer un comentario simpático, gracioso y vanal; pero lo cierto es que la Iglesia ha utilizado a los Reyes que venían de Oriente durante toda su historia para manipular a los fieles. Ya en el siglo XII los Reyes Magos no eran como los conocemos; sino que eran un anciano, un hombre maduro y un adolescente (se sabe perfectamente entre otras cosas por los cuadros de arte románico que nos han llegado). El gran mensaje de la Iglesia a sus creyentes era que "las 3 edades debían adorar al Niño", y por lo tanto, seguir la doctrina que a ellos les garantizaba sus privilegios en aquella época tan convulsa.

Una vez cristianizado Occidente, fue la expansión del cristianismo en Africa
la que convirtió a los Reyes Magos en representantes de 3 continentes: caucásico, asiático y africano; por eso desde entonces, entre los Reyes Magos existe un Rey negro y la edad de los mismos dejó de ser relevante. El nuevo mensaje ahora reformado e interesado era que "los 3 continentes tenían que adorar al Niño Jesús".

Resulta impactante que tras la eclosión del laicismo en España, el Vaticano considere interesante rehusar los mismos símbolos para seguir
manipulando a los pueblos: si en España la religión va de capa caída, quién mejor que unos Reyes Magos ahora andaluces para encabezar una campaña de marketing antilaicismo que diga que "España tiene que adorar al Niño", porque sus Reyes Magos españoles también lo hicieron. ¿Y por qué andaluces? Porque de un tiro se matan dos pajaros: por un lado el laicismo, por otro, una proclama religiosa para decir que el cristianismo estuvo antes que el Islam en Andalucía.

Al margen de la poca o mucha verdad que exista en la leyenda o en el símbolo de los Magos, lo que no deja lugar a dudas es el premeditado mal uso
que la Iglesia -conocedora de los hechos objetivos- ha realizado de estos personajes durante toda su historia.
 
Por último, quizá lo de quitar la mula y el buey sea para esconder lo que verdaderamente importa, la nueva ubicación evangelizadora de los Reyes Magos. No hay que dudar nunca de las siempre bien calculadas intenciones de esta Institución. Sacar dos animales simbólicos del establo de Belén a cambio de aumentar los fieles españoles es un cambio soportable y hasta deseable ya que la Iglesia siempre ha querido mucho a los animales, pero eso sí, en la mesa del Obispo.

Luis Díaz

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